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28-29 Al decir esto, sus oyentes montaron en cólera y comenzaron a gritar:

―¡Grande es Artemisa de los efesios!

La ciudad entera estuvo llena de confusión. Entonces una turba se apoderó de Gayo y Aristarco, macedonios compañeros de Pablo, y los llevaron al anfiteatro. 30 Pablo quería presentarse ante el pueblo, pero los discípulos no lo dejaron.

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